Dócima de los besos repletos
La grandeza del amor
enlazaban nuestros labios,
tan silenciosos, tan sabios
como el credo creador,
que alza a las almas en flor
a la juventud eterna
que convierte la caverna
en perfección infinita
donde se abraza enterita
toda su verdad interna...
¡Matrimonio de las dos
sagradas manos de Dios!
Jesús María Bustelo Acevedo
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